15 de junio de 2011

La harinera cerrada

De nuevo visitamos el Canal de Castilla, esta vez para encontrar una  harinera junto a una de las mayores esclusas del canal.


 Esta vez ha sido casi imposible encontrar información sobre la historia del edificio. Sabemos que en 1856 ya estaba funcionando, pero se desconoce la fecha de cierre. Como muchas otras harineras, se encuentra junto al Canal de Castilla, que servía al mismo tiempo como vía de transporte para las mercancías y como fuente de energía para mover la maquinaria de la fábrica.

La harinera tiene un gran edificio de dos cuerpos, uno más bajo que servía de almacén, y adosado el gran bloque de cuatro pisos que era la fábrica en si. Junto a este bloque está el edificio del laboratorio, oficina y vivienda, de construcción bastante reciente.

La primera zona que exploramos fue el almacén.







Uno de los pocos detalles que nos recuerdan la actividad que hubo en la harinera es lo que queda de esta antigua pegatina.


Después de explorar el almacén, no nos quedó más remedio que abandonar el bloque principal de la fábrica, ya que no hay manera de acceder a éste. Nuestro siguiente destino fue el edificio de oficinas, que se encuentra en bastante mal estado.


Ya en el exterior vemos que han robado la mayoría de las rejas metálicas, y en el interior la situación no es diferente. No queda prácticamente nada, salvo lo que encontramos en una amplia sala que fue el laboratorio.



El piso de arriba del edificio parece que fue una vivienda por la distribución de las habitaciones y porque quedan los restos de una bañera, pero aparte de eso no hay nada que nos diga algo de la historia del lugar.

Después exploramos el exterior de la fábrica. Merece la pena visitar el lugar, como gran parte del entorno del Canal de Castilla. Además es una zona muy frecuentada por los amantes del senderismo.



 Junto a la fábrica se encuentra la esclusa del canal. De ahí tomaba el agua la fábrica para mover la turbina que tenía en el sótano, y que hacía funcionar toda la maquinaria. Hoy podemos ver la reja que filtraba el agua que entraba a la turbina.


Para mantener el estanque el agua se retenía con una esclusa controlada por este mecanismo


Y para evitar que el agua se desbordase, todo el sobrante caía hacia un canal secundario que desaguaba pasada la esclusa. En este caso una fotografía no puede mostrar la enorme fuerza del agua al pasar la esclusa. Hay que señalar que en ese punto no hay barandillas.



 En el otro lado del canal había otro edificio, que también parecía ser un almacén por el tamaño y la distribución interna. Al cruzar el canal también teníamos una vista magnífica de la harinera reflejándose en el agua.





Y aquí terminamos nuestra visita a este lugar. Aunque no pudimos acceder al edificio principal, la visita no fue mal, y de alguna manera podemos alegrarnos de que el edificio se conserve razonablemente bien porque está cerrado. Hace unos años hubo un proyecto para urbanizar la zona, y no estaba claro en qué medida podría afectar a la harinera, pero el proyecto finalmente se abandonó, y el lugar ha quedado como lo vemos en la actualidad.

3 comentarios:

  1. Desde luego no poder entrar en ciertos lugares y con la miel en los labios es de ataque de ansiedad.

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  2. Hay muchas harineras abandonadas, desgraciadamente. El Canal de Castilla es fiel testigo.

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  3. En efecto. Ahora mismo sólo puedo recordar una harinera en activo en el Canal de Castilla. Un gran problema de este tipo de harineras era que su productividad era relativamente baja comparada con las actuales. En los años 90 ya no podían competir con los nuevos sistemas de molienda, y además sufrieron otros problemas como el encarecimiento de la producción y la escasez de trigo de calidad (como el candeal).

    El encanto de estas fábricas ya no lo tienen las nuevas... Dudo que las máquinas de última generación sigan funcionando como el primer día después de 100 años trabajando, como en estas viejas harineras.

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