22 de junio de 2012

Pueblos abandonados de Soria: Aldealcardo

Siguiendo con nuestro viaje por tierras sorianas, hacia el norte encontramos el pueblo abandonado de Aldealcardo.


Está situado entre los pueblos de San Pedro Manrique y Villar del Río, municipio al que actualmente pertenece. Es un pueblo de origen medieval, que en aquella época pertenecía al partido de Yanguas, que a su vez eran tierras del Marqués de Aguilar. En ese tiempo su principal actividad, al igual que la de todo el partido, era la del transporte de mercancías ya que el rey Alfonso VII eximió a los habitantes de Yanguas de pagar portazgos a la entrada de las ciudades. Otra actividad importante fue la ganadería (sobre todo de ganado ovino y caprino), quedando la agricultura en un segundo plano. La desaparición de la Mesta en 1836 asestó un duro golpe a este pueblo ya que perdió los privilegios que tenían los pastores, y después fue decayendo el comercio. Más recientemente el éxodo rural acabó definitivamente con el pueblo.

A finales del S. XVIII hay referencias de que Aldealcardo, en aquel entonces Aldea el Cardo, tenía un barrio anexo llamado Hontálvaro, situado a unos 300 metros y en el que se encuentra la Ermita de San Roque. En 1848 Pascual Madoz ya cambia los nombres de ambos lugares a Aldealcardo y Ontálvaro, y afirma que ambos núcleos juntos tienen una población de 106 habitantes. Después Aldealcardo deja de ser un municipio y pasa a formar parte de La Cuesta, censándose 161 habitantes, y en el censo de 1981 ya aparece como despoblado.Finalmente acabará perteneciendo a Villar del Río.





Las casas están construidas en piedra, por lo que se han conservado relativamente bien. Quedan pocos tejados porque las vigas de madera no han resisitido el paso del tiempo, pero los muros siguen en pie. El trazado de las calles es en su mayoría transitable, excepto en algunos puntos donde las zarzas lo han bloqueado por completo.

Lo más llamativo de Aldealcardo es su gran iglesia, sobria en el exterior y mucho más decorada en el interior. Eso hace pensar que tal vez fue ampliada varias veces a lo largo de los siglos, lo que se confirma con las dos capillas añadidas en un lateral.







En una hornacina encontramos unos huesos que podrían haber sido sacados del cercano cementerio, o de algún enterramiento dentro de la propia iglesia.


Otro detalle es que en algún momento se cubrieron con yeso las pinturas que decoraban las paredes, y actualmente son visibles a través de los desconchones.









La primera de las capillas laterales actualmente se ha derrumbado, mientras que la otra sigue en pie y fue la sacristía.




El coro está bien conservado, y desde él se accede al campanario. La escalera de caracol se va deteriorando según asciende, hasta que llega un punto en el que es imposible seguir.






Y así termina nuestro recorrido por Aldealcardo. Por desgracia es otro ejemplo de cómo se está perdiendo el patrimonio rural, tanto en lo artístico con su gran iglesia como en lo cultural con la pérdida de antiguos oficios y costumbres.

4 comentarios:

  1. Me agrada ver que este pueblo sigue su silencioso existir lejos de las ordas grafiteras.
    Muy buen trabajo todo el referido al interior de la iglesia.
    Saludos desde Madrid

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  2. ¡Muchas gracias por el comentario!

    Por desgracia algún graffiti sí que hay dentro de la iglesia... el del ábside es el peor (y el del coro también es bastante escandaloso), pero por las paredes también hay pequeñas pintadas. Una pena, pero como dices al menos todavía se conserva relativamente bien.

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  3. Los pueblos que suelen visitarse no se encuentran muy bien, pero este no es el caso, la iglesia se conserva muy bien, y es una chulada, ademas has encontrado mucha documentación sobre el pueblo
    Sigue así compi :)

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  4. Gracias por el articulo, mi abuelo nació en Aldealcardo, la casa que mejor se conserva, es la de la familia de mi abuelo, ya que la arreglaron por completo, poco antes de abandonar el pueblo.
    Los huesos de la iglesia son de los entierros que se hicieron en ella, vete a saber cuando, aun recuerdo de pequeño, cuando íbamos a pasear por allí, como todo el suelo de la iglesia estaba lleno de huesos humanos.

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