26 de noviembre de 2017

Santa María de Rioseco

Nos acercamos a un lugar cargado de historia y con un gran valor artístico, pero como pasa muchas veces con los lugares que visitamos está amenazado por el olvido: el monasterio de Santa María de Rioseco.




Para llegar al comienzo de la historia del lugar nos tenemos que remontar a hace casi 900 años, cuando los monjes se establecieron en unos terrenos cedidos por el rey Alfonso VII en Quintanajuar, lejos de la ubicación actual. Después, descontentos con la locaclización de su monasterio, los monjes se trasladaron a otra ubicación que tampoco es la actual, aunque ya más cerca en el propio valle de Manzanedo.

Finalmente en 1296 se hacen con las tierras en las que ahora encontramos el monasterio, comprándoselas a la familia Velasco y "excusándose" en que una inundación había destruído su monasterio. Desde ese momento Santa María de Rioseco es un monasterio cisterciense modelo, siguiendo la regla de la orden en cuanto a la actividad y a la ausencia de decoración. En su máximo apogeo en el monasterio habitaba un centenar de personas, aunque no todos eran monjes.

En los siguientes siglos se sucedieron las ampliaciones y los cambios. Se añadió un nuevo claustro barroco, que es el que podemos ver hoy en día, y la iglesia bien poco se parecía a la original cisterciense ya que estaba decorada con gran colorido. Pero llegó el declive, y una serie de eventos hizo que el monasterio se abandonase. Primero los franceses expulsaron a los monjes durante la Guerra de la Independencia, en el Trienio Liberal (1820-1823) fueron expulsados de nuevo y finalmente en 1835 el monasterio se abandonó con la desamortización de Mendizábal.

De todas formas la iglesia se siguió utilizando durante un siglo más, hasta que en la década de los 70 de S. XX llegó el abandono definitivo.

Nuestra exploración comienza en el arco de entrada y los edificios que lo rodean. Desde ese punto está claro que el monasterio está en una situación bastante delicada.




También nos encontramos unos huesos de animales. No serían los únicos...



El resto de dependencias son prácticamente irreconocibles en la actualidad. Aun así, se ha hecho un gran trabajo despejando la zona de vegetación. Así se ha detenido el deterioro.




Después llegamos al claustro. Es la parte más emblemática del monasterio, aunque no es el original cisterciense. Queda en pie aproximadamente la mitad.







 Después buscamos la entrada a la iglesia, que es la parte mejor conservada.



Dentro se puede ver claramente el estilo cisterciense original. La decoración barroca ha desaparecido, salvo por algunos lugares donde queda algo de pintura. Aquí encontramos algo de respiro del calor asfixiante que hacía.






 
Dentro de la iglesia encontramos la bajada a la cripta, donde había más huesos... y éstos no eran de animales.



En la parte trasera todavía podemos ver los antiguos muros despejados, pero la naturaleza se sigue abriendo camino.



Así terminamos nuestra visita a Santa María de Rioseco. Es un lugar con muchísima historia  y valor artístico, pero se encuentra en grave peligro. Esperamos que reportajes como el nuestro llamen la atención sobre este lugar tan valioso.

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